El alivio del final de la terapia contra el cáncer puede ir acompañado, paradójicamente, de un período de dudas: miedo a la reaparición, a la vuelta al trabajo y, a veces, simplemente a la vuelta a una vida normal que
hasta ahora ha estado marcada por las terapias. Estamos aquí para darte algunas claves que te ayuden a reconstruirte personal y socialmente.
Este es uno de los inconvenientes de la terapia contra el cáncer. Incluso cuando se termina la terapia, los efectos en el cuerpo o la mente pueden persistir. Fatiga, dolor, problemas de atención o memoria,
sensibilidad cutánea… Todos estos síntomas pueden afectar tu estado de ánimo e impedir o frenar tu avance. Mantener buenas prácticas de estilo de vida puede ayudarte a recuperar
la confianza y a reducir tanto estos efectos secundarios como el riesgo de recidiva.
Al final de las terapias, y cuando se está en remisión, hay un período de seguimiento muy periódico, de controles (y a veces incluso de nuevas terapias, como en el caso de la terapia hormonal).
Tu oncólogo (en consulta con los demás especialistas que participan en el programa de atención) determinará la frecuencia de las visitas. Este seguimiento sirve para detectar una posible
recaída, así como para analizar la aparición de complicaciones en la terapia y cómo gestionarlas. Durante los dos primeros años, el riesgo de recidiva es mayor, por lo que los
controles serán más frecuentes. El seguimiento se irá espaciando hasta que, al cabo de cinco años, sea una cita anual.
Después del cáncer, ve a tu propio ritmo
A menudo, cuando la terapia ha terminado, queremos hacer todo de inmediato (celebrar una fiesta, viajar el fin de semana, etc.), pero nuestro cuerpo no necesariamente sigue el ritmo. Es normal sentir cansancio; no debe
preocuparte. Es importante darse tiempo para adaptarse a esta nueva situación. Ve a tu propio ritmo. Recuerda que cada persona es distinta y que nadie puede predecir con exactitud el tiempo que tardarás
en recuperar tu energía.
Es tranquilizador, después de este largo viaje, estar controlado de cerca, y poder alternar cada seis meses entre mi oncólogo y mi radioterapeuta.
Pascal, 52 años
Mantener un estilo de vida saludable
La actividad física, la dieta… Si te cuidas, ayudas a tu cuerpo y a tu mente a volver a una vida normal. Por lo tanto, recomendamos realizar una actividad física de forma periódica (por ejemplo,
30 minutos de caminata al día), llevar una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras, y limitar el consumo de alcohol y tabaco. Los programas de educación terapéutica pueden ayudarte
a adoptar o mantener estas reglas en la vida cotidiana.
La hidroterapia puede ser beneficiosa para la reconstrucción física y psicológica. El programa del Centro de Hidroterapia de Avène reduce significativamente los efectos secundarios de
la terapia contra el cáncer en la piel. También es la excusa perfecta para una escapada relajante en la que te beneficiarás de asesoramiento dermocosmético, dietético y psicológico…
Esto no es recomendable. Las terapias contra el cáncer (quimioterapia, radioterapia y terapia dirigida) hacen que tu piel sea más sensible a los efectos del sol. Por lo tanto, hay que evitar
la exposición al sol hasta un año después de terminar la terapia, ya que algunos de los efectos adversos sobre la piel pueden persistir.
Aprender a vivir de nuevo, reconstruirse, no siempre es fácil. Es posible que necesites que te acompañen, aunque solo sea para tranquilizarte. Tu familia y tus amigos serán de gran
ayuda. Sin embargo, algunas personas prefieren encontrar consuelo en las asociaciones de participantes, donde pueden compartir su experiencia y apoyar a otras personas que están pasando por
el mismo calvario. Otros pueden tratar de distanciarse de la afección e involucrarse en talleres y actividades artísticas, por ejemplo.
El personal sanitario puede ayudarte a gestionar tus nuevas necesidades más allá del manejo de la afección. El apoyo psicológico te ayudará a afrontar estos cambios,
que pueden afectar tu autoestima, y a seguir adelante para construir tu futuro. Un trabajador social podrá ayudarte con ciertos trámites, como la vuelta al trabajo. De la misma manera,
un nutricionista te ayudará a adaptar tu dieta a la situación…
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