Hay un enrojecimiento repentino que ocurre con un ataque de estrés o un plato demasiado picante. De las que se instalan en las mejillas y parecen imposibles de quitar. También existe el tipo que sigue las líneas de
los vasos sanguíneos y deja rastros alrededor de la nariz. Vamos a centrarnos en el enrojecimiento temporal y permanente, una molestia que a menudo se experimenta, erróneamente, como algo inevitable.
La piel del rostro se enrojece fácilmente porque es vasorreactiva. Es decir, los vasos sanguíneos se dilatan con mayor facilidad, lo que provoca la aparición de enrojecimiento en la superficie.
Piel seca, mixta, oleosa… Todos los tipos de piel pueden verse afectados.
Existen varios tipos de enrojecimiento. Sofocos, enrojecimiento repentino y ocasional, a menudo desencadenado por factores como la comida, los cambios de temperatura, la exposición a los rayos UV o el deporte.
¿Sufres un ataque de estrés importante o un momento embarazoso y sientes que te pones rojo como un tomate? El sofoco te afecta debido a las emociones fuertes.
Si los sofocos se vuelven muy frecuentes o el enrojecimiento se vuelve constante, puede tratarse de una afección de la piel: la rosácea. Al igual que con los sofocos, los puede provocar un factor ambiental.
Tu piel hipersensible dejará entonces que el enrojecimiento se instale, especialmente si está inflamada.
Los diferentes tipos de rosácea
La rosácea es una afección crónica de la piel. Detrás de este bonito nombre floral se esconde una verdadera patología que puede adoptar varias formas. El primer grado de la rosácea
se manifiesta por un enrojecimiento recurrente (esto es la eritrosis). El segundo grado, la cuperosis, hará que los vasos sanguíneos sean visibles en el rostro. Otras formas de rosácea pueden
causar granos o edemas. Las mejillas, la nariz, la barbilla, la frente: esta afección de la piel puede afectar a todas las partes de la cara.
Eritrosis: rubor y enrojecimiento generalizado
La eritrosis es la forma más común de rosácea. Es la primera etapa de esta afección crónica de la piel. Comienza con rubor, un enrojecimiento temporal pero recurrente, acompañado
de sofocos. Luego, el enrojecimiento persiste, con manchas rojas que se van cubriendo la nariz, las mejillas y la frente.
¿Ves cómo aparecen los vasos sanguíneos en la piel de la nariz y las mejillas? Si estas líneas finas son permanentemente visibles, probablemente se trate de la cuperosis, la forma vascular
de la rosácea (y una de las más comunes de las distintas formas).
A veces, el enrojecimiento permanente puede estar acompañado de pequeños granos blancos que recuerdan a los brotes en adolescentes. Estos granos aparecen cuando quieren, en brotes sucesivos. Esta forma
de rosácea se denomina rosácea papulopustular.
Mi piel reacciona al más mínimo cambio: un rayo de sol o un sueño más ligero de lo habitual, y me pongo roja.
JULIE, 33 años
Enrojecimiento: cuando la cara se sonroja “por nada”
¿Un ataque de estrés o una copa de alcohol y tus mejillas se ponen inmediatamente rojas? En la vida cotidiana, es difícil soportar estos rubores y sonrojarse tan fácilmente. Ten la seguridad
de que estos sofocos no son inevitables.
Tanto si te afecta el rubor como la rosácea, tiene consecuencias tanto estéticas como psicológicas. De hecho, este enrojecimiento es a menudo difícil de sobrellevar y puede estar asociado
a un estilo de vida de baja calidad o a una timidez excesiva.
Cómo deshacerse del enrojecimiento rápidamente. Hay consejos que te ayudarán a empezar el día con tranquilidad. Deja atrás el enrojecimiento y siéntete mejor contigo mismo.
Los beneficios de SensiCure para el enrojecimiento
En el caso de la piel sensible propensa al enrojecimiento, se puede acceder a un programa de terapia totalmente personalizada en el Centro de Hidroterapia de Avène. Es una oportunidad para mimar tu piel y tener
todas las claves en la lucha contra el enrojecimiento.
Cuando se trata del enrojecimiento, no todo el mundo nace igual. El enrojecimiento suele producirse en personas que tienen una piel “vasorreactiva”. Al igual que el color de la piel, la vasorreactividad
es hereditaria, por lo que puede tratarse de una predisposición genética. Pero este no es el único factor desencadenante de las diferentes formas de rosácea.
¡No! Por el contrario… Las personas que se ruborizan con facilidad suelen tener la piel sensible, y el enrojecimiento puede aparecer como reacción a la agresión de los rayos
UV. Evita exponerte al sol sin protección para no sensibilizar tu piel.
Ten en cuenta que algunos síntomas de enrojecimiento no tienen nada que ver con la rosácea. Por ejemplo, el enrojecimiento puede aparecer durante el embarazo, pero suele desaparecer por
sí solo después del parto. Las “mejillas coloradas” en los niños pequeños también suelen durar poco tiempo. Si el enrojecimiento va acompañado
de picor, también puede tratarse de una alergia. En cualquier caso, te sugerimos consultar con un médico a fin de identificar las causas del enrojecimiento, para que te prescriba la
terapia adecuada, si es necesario.
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